#EscritoresUruguayos
Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la ma… Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora que tengo la carne olorosa
En el fósforo vago de la muerte anda la vida, fruta y ser latiente… Todo se vuelve cálido y sufriente en el juego de dados de la suerte. Espero inhábil, pálida y conscient…
De la matriz del día se alzó la rosa vertical y blanca mientras todo rugía: la tierra, el aire, el agua. Tendí la mano para protegerla,
El ojo verdeoro de mi perro vale más que el fatal de la victor… Aquél es mansedumbre sin memoria, éste, aullido de muerte, filo y hi… La ternura de casta en que me enci…
En su alazán sin freno ni montura Regresa Octubre, el de la rosa pl… El de la vara fiel de la azucena Y un topacio de sol en la cintura. Regresa Octubre ardiente en la du…
Caronte: yo seré un escándalo en t… Mientras las otras sombras recen,… Y bajo tus miradas de siniestro pa… Las tímidas y tristes, en bajo ace… Yo iré como una alondra cantando p…
¿De dónde viene este aire de inoce… —ojos abiertos, embobada risa— y este gemir de espadas en la bris… y este gemir de lotos en las fuent… ¿De dónde vienen fríos tan ardient…
Estaba tan absorta frente al mundo que no sentí como volaba el tiempo siempre adelante con sus duras gar… cargadas de sucesos y momentos, halcón imperturbable, me llevaba
Hoy estoy triste, amor. Hoy tengo… Gris y desmelenada. ¡Tierra propicia para toda pena! ¡Para todo placer tierra negada! La rosa de mi cuerpo
Glotona por las moras tempraneras, Es noche cuando torno a la alquerí… Cansada de ambular, durante el día… Por la selva en procura de moreras… Radiante, satisfecha y despeinada,
Amante: no me lleves, si muero, al… A flor de tierra abre mi fosa, jun… Alboroto divino de alguna pajarera O junto a la encantada charla de a… A flor de tierra, amante. Casi so…
Por quietas calles andaba Juanita Fernández, que era muchacha como de pájaros y naranjas y colmenas. Nadie veía su guardia
En el hato de vacas cariblancas y mamones terneros bien nutridos, el viento aprovisiona sus mugidos, restañando su látigo en las ancas. Junto a la llama leo libro amado.
¿Por qué caminos del alba andas descubriendo el cielo ese, prometido a unos los que sufrimos, creemos y le pedimos a Dios
Este dolor heroico de hacerse para… Un nuevo par de alas... Dónde estarán las que ayer puso so… El insomnio de la primera hora del… Día, afilador de tijeras de oro,