#EscritoresEspañoles (1612) Belén Pastores de
Deseando estar dentro de vos propi… Lucinda, para ver si soy querido, miré ese rostro que del cielo ha s… con estrellas y sol natural copia; y conociendo su bajeza impropia,
Suelta mi manso, mayoral extraño, pues otro tienes de tu igual decor… deja la prenda que en el alma ador… perdida por tu bien y por mi daño. Ponle su esquila de labrado estaño…
A ti la lira, a ti de Delfo y Del… Juana, la voz, los versos y la fam… que mientras más tu hielo me desam… más arde Amor en su inmortal desve… Crióme ardiente salamandra el ciel…
Dulce Jesús de mi vida, ¡qué dije!, espera, no os vais: que no es bien que vos seáis de una vida tan perdida. Pero si no sois de mí,
La tarde se escurecía entre la una y las dos, que viendo que el Sol se muere, se vistió de luto el sol. Tinieblas cubren los aires,
Vireno, aquel mi manso regalado del collarejo azul; aquel hermoso que con balido ronco y amoroso llevaba por los montes mi ganado; aquel del vellocino ensortijado,
Rota barquilla mía, que arrojada de tanta envidia y amistad fingida… de mi paciencia por el mar regida con remos de mi pluma y de mi espa… una sin corte y otra mal cortada,
Ya vengo con el voto y la cadena, desengaño santísimo, a tu casa, porque de la mayor coluna y basa cuelgue de horror y de escarmiento… Aquí la vela y la rompida entena
La Niña a quien dijo el Ángel que estaba de gracia llena, cuando de ser de Dios madre le trujo tan altas nuevas, ya le mira en un pesebre,
Claro cisne del Betis que, sonoro y grave, ennobleciste el instrumen… más dulce, que ilustró músico acen… bañando en ámbar puro el arco de o… a ti lira, a ti el castalio coro
Ir y quedarse, y con quedar partir… partir sin alma, y ir con alma aje… oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse; arder como la vela y consumirse,
Esta cabeza, cuando viva, tuvo sobre la arquitectura destos hueso… carne y cabellos, por quien fueron… los ojos que mirándola detuvo. Aquí la rosa de la boca estuvo,
Dulce Señor, mis vanos pensamient… fundados en el viento me acometen, pero por más que mi quietud inquie… no podrán derribar tus fundamentos… No porque de mi parte mis intentos
Céfiro blando que mis quejas trist… tantas veces llevaste, claras fuen… que con mis tiernas lágrimas ardie… vuestro dulce licor ponzoña hicist… selvas que mis querellas esparcist…
Que otras veces amé negar no puedo… pero entonces amor tomó conmigo la espada negra, como diestro amig… señalando los golpes en el miedo. Mas esta vez que batallando quedo,