#EscritoresCubanos
El enemigo brutal Nos pone fuego a la casa: El sable la calle arrasa, A la luna tropical. Pocos salieron ilesos
Odio el mar, sólo hermoso cuando g… Del barco domador bajo la hendente Quilla, y como fantástico demonio De un manto negro colosal tapado, Encórvase a los vientos de la noch…
Cultivo una rosa blanca, En julio como en enero, Para el amigo sincero Que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca
Era sol: caballero en un potro, Con la rienda tendida al acaso, Fui testigo de un drama de amores:… ¡Qué volar! ¡Qué caer! ¡Qué dolor… Aprieto el paso...
El mundo tiene más jóvenes que viejos. La mayoría de la humanidad es de jóvenes y niños. La juventud es la edad del crecimiento y del desarrollo, de la actividad y la viveza, de la imag...
Oh, qué vergüenza! El Sol ha ilum… La Tierra; el amplio mar en sus e… Nuevas columnas a sus naves rojas Ha levantado; el monte, granos nue… Juntó en el curso del solemne día
Yo sueño con los ojos abiertos, y de día y noche siempre sueño. Y sobre las espumas del ancho mar revuelto,
Si quieren que de este mundo Lleve una memoria grata, Llevaré, padre profundo, Tu cabellera de plata. Si quieren, por gran favor,
En China vive la gente en millones, como si fuera una familia que no acabase de crecer, y no se gobiernan por sí, como hacen los pueblos de hombres, sino que tienen de gobernante a un e...
De mis versos ¿qué me queda? No te diré yo quién soy. Nadie lo sabe: yo voy Como ola ardiente que rueda.
Los padres se lo quieren dar todo a sus hijos, y si ven un caballo hermoso, con la cola que le reluce y el pelo como seda, no piensan en montarse ellos, como señorones, y salir trotando...
Sueño con claustros de mármol Donde en silencio divino Los héroes, de pie, reposan: ¡De noche, a la luz del alma, Hablo con ellos: de noche!
Yo soy un hombre sincero De donde crece la palma, Y antes de morirme quiero Echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes,
Pinta mi amigo el pintor Sus angelones dorados, En nubes arrodillados, Con soles alrededor. Pínteme con sus pinceles
Por tus ojos encendidos Y lo mal puesto de un broche, Pensé que estuviste anoche Jugando a juegos prohibidos. Te odié por vil y alevosa: