Herida
Hieres, huyes, regresas y no me rematas
acaso el karma lleva tu nombre si existe;
justiciero de la maldad y las desgracias,
te pintas sobre cada mural de la ciudad
ante mi y te postras por cada esquina,
rompes mis silencios,
ahuyentas la calma,
me llevas a la tempestad
y lanzo gritos al aire.
¿Cómo matar a un fantasma?
La resonante sobre el café sin azúcar
que me recuerda a ti,
bueno que te puedo decir
cosas amargas me traen tu recuerdo,
el constate cuestionamiento me resuena
y no se si será mi triste condena
o el inicio de mi salvación
quien sabe.
Ya no quiero escribirte
es más, ya no puedo.
Regresa y arráncame las manos mejor
o préndeles fuego, total, la bondad nunca se te dio,
yo mientras tanto, esperaré en un rincón
porque mi libreta aun tiene mil hojas
y mis días toman mas sentido de noche.
