Los versos del capitán
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Cebolla luminosa redoma, pétalo a pétalo se formó tu hermosura, escamas de cristal te acrecentaron
Del follaje erizado caíste completa, de madera pulida, de lúcida caoba,
La dentellada del mar muerde la abierta pulpa de la costa donde se estrella el agua verde contra la arena silenciosa. Parado cielo y lejanía.
En plena guerra te llevó la vida a ser el amor del soldado. Con tu pobre vestido de seda, tus uñas de piedra falsa te tocó caminar por el fuego.
Pensé morir, sentí de cerca el frí… y de cuanto viví sólo a ti te deja… tu boca eran mi día y mi noche ter… y tu piel la república fundada por… En ese instante se terminaron los…
No eras para mis sueños, ni eras p… ni para mis cansancios aromados de… ni para la impotencia de mi rabia… no eras la bella y buena, la bella… No eras para mis sueños, no eras p…
Oh amor, oh rayo loco y amenaza pu… me visitas y subes por tu fresca e… el castillo que el tiempo coronó d… las pálidas paredes del corazón ce… Nadie sabrá que sólo fue la delica…
Carne doliente y machacada, raudal de llanto sobre cada noche de jergón malsano; en esta hora yo quisiera ver encantarse mis quimeras
Es hoy: todo el ayer se fue cayend… entre dedos de luz y ojos de sueño… mañana llegará con pasos verdes: nadie detiene el río de la aurora. Nadie detiene el río de tus manos,
No te amo como si fueras rosa de s… o flecha de claveles que propagan… te amo como se aman ciertas cosas… secretamente, entre la sombra y el… Te amo como la planta que no flore…
No sólo por las tierras desiertas… es como la única rosa, la flor por… anduve, sino por la orilla de ríos… Las amargas alturas de las cordill… Enmarañada, silbante región de mi…
Del centro puro que los ruidos nun… atravesaron, de la intacta cera, salen claros relámpagos lineales, palomas con destino de volutas, hacia tardías calles con olor
Otra vez, otra mil vez retorno al Sur y voy viajando la larga línea dura, la interminable patria custodiada por la estatua infinita de la niev…
Antes de amarte, amor, nada era mí… vacilé por las calles y las cosas: nada contaba ni tenía nombre: el mundo era del aire que esperaba… Yo conocí salones cenicientos,
Madrid, sola y solemne. Julio te sorprendió con tu alegría… Clara era tu calle, claros eran tu… Un hipo negro, una ola de sotanas rabiosas