#EscritoresMexicanos (1905-1912) Primeras poesías
Mi madrina invitaba a mi prima Águ… a que pasara el día con nosotros, y mi prima llegaba con un contradictorio prestigio de almidón y de temible
¡Ay de Dios, que tu palabra me tiene embrujada el alma! mi lírica adolescencia
Mi corazón retrógrado ama desde hoy la temerosa fecha en que surgiste con aquel vestido de luto y aquel rostro de ebriedad… Día 13 en que el filo de tu rostro
Señor, Dios mío: no vayas a querer desfigurar mi pobre cuerpo, pasajero más que la espuma del mar. Ni me des enfermedad larga
Alfonso, inquisidor estrafalario: te doy mi simpatía, porque tienes un aire de murciélago y canario. Tu capa de diabólicos vaivenes brota del piso, en un conjunto dob…
Transmútase mi alma en tu presenci… como un florecimiento, que se vuelve cosecha. Los amados espectros de mi rito para siempre me dejan;
¡Oh qué gratas las horas de los ti… en que quiso la infancia regalarno… Dormida por centurias en un bosque… despertaste a la blanda caricia de… Y después, sin que fueran los barb…
Fuensanta: dame todas las lágrimas del mar. Mis ojos están secos y yo sufro unas inmensas ganas de llorar. Yo no sé si estoy triste por el al…
¿Imaginas acaso la amargura que hay en no convivir los episodios de tu vida pura? Me está vedado conseguir que el vi… y la llovizna sean comedidos
Tarde de lluvia en que se agravan al par que una íntima tristeza un desdén manso de las cosas y una emoción sutil y contrita que… Noble delicia desdeñar
En los prados de tu huerto a la luz del plenilunio se moría cada flor; y concurriendo a una extraña complicidad de infortunio,
Coses en dulce paz, y son divinos tus mirares y plácido tu gesto, cuando escuchas la rima que he com… para tus dedos ágiles y finos. La candidez sin mancha de los lino…
Tus dientes son el pulcro y nimio… por donde acompasadas navegan las… graduándose en los tumbos de un pa… Sonríes gradualmente, como sonríe… del mar, en la rizada fila de la m…
Mejor será no regresar al pueblo, al edén subvertido que se calla en la mutilación de la metralla. Hasta los fresnos mancos, los dignatarios de cúpula oronda,
Cuando contemplo a veces que plegando los labios enmudeces, mi adoración pretende en su locura bajar hasta tu alma a paso lento y sorprender, en su mansión oscura…