#EscritoresMexicanos (1932) El corazón del son
Hambre y sed padezco: Siempre me… a satisfacerlas en los turbadores gozos de ciudades —flores de pecad… Esta hambre de amores y esta sed d… que se satisfagan en el ignorado
¿Dónde estará la niña que en aquel lugarejo una noche de baile me habló de sus deseos de viajar, y me dijo
Me contó el campanero esta mañana que el año viene mal para los trig… Que Juan es novio de una prima he… rica y hermosa. Que murió Susana. El campanero y yo somos amigos.
En las alas oscuras de la racha co… me das, al mismo tiempo, una pena… algo como la helada virtud de un s… algo en que se confunden el cordia… y el glacial desamparo de un lecho…
Éramos aturdidos mozalbetes: blanco listón al codo, ayes agónic… rimas atolondradas y juguetes. Sin la virtud frenética de Orfeo, fiados en la campánula y el cirio,
He vuelto a media noche a mi casa,… como vena de agua que solloza, me… Es el músico célibe, es el solista… y experto, es el zenzontle que mec… seniles y la incauta ilusión con q…
Hoy que la indiferencia del siglo… sé que ayer tuve dones celestes de… y con los ejercicios de Ignacio de… el corazón sangraba como al dardo… Feliz era mi alma sin que estuvies…
Tu paz —¡oh paz de cada día!— y mi dolor que es inmortal, se han de casar, Amada mía, en una noche cuaresmal. Quizá en un Viernes de Dolores,
Ya la provincia toda reconcentra a sus sanas hijas en l… avenidas, y Rut y Rebeca proclama… la novedad campestre de sus nucas. Las pobres desterradas
Un faquir del Oriente, alto y esc… Me ha revelado, amada, este secret… En una de las salas espaciosas, de Dios en el alcázar, bulliciosas… jugaban una noche dos estrellas
Tú, Fuensanta, me libras de los l… queman mi boca exangüe de Isaías l… por ti me dan los cielos profundas… y el ensueño me otorga su gracia e… Para comer las viandas del convite…
En los prados de tu huerto a la luz del plenilunio se moría cada flor; y concurriendo a una extraña complicidad de infortunio,
Entré a la vasta veleidad del piél… con humos de pirata... Y me sentía ya un poco delfín y veía la plata de los flancos de la última sirena…
Oh novia imposible, tan casta y hermosa, tan pura y ta… que tarde por tarde en la muda ventana me esperas y envejeces ansiando que pronto
De tu magnífico traje recogeré la basquiña cuando te llegues, o niña, al estribo del carruaje. Esperando para el viaje