Te busco, pero no te encuentro a mi lado.

Aun así, no quiero ser objeto de tu desagrado.

Porque se que en ti poseo lo que no tengo, junto a mi.

Aquello que me das desde el día en que te vi.

Escuchas mis equivocaciones y preocupaciones.

Alivias mi dolor con una palabra que menciones.

No me quejo, por quejarme de la vida.

Tu me dices que la bendiga.

Me brindas paz cuando no tengo.

Gracias a eso, en pie me mantengo.

No me quejo porque he sido demasiado afortunada.

He tenido personas que quiero hasta el alma, pero mis palabras de amor mantengo calladas.

Pero estas son las ultimas en mi verdad oír.

Me hacen convertirme en alguien de la que quiero huir.

Porque si mis acciones son la causa de la amargura de estas,

de mi sufrimiento y desconsuelo son las palabras de ellas

De todas formas, mis lagrimas mías han de ser.

Enterrar a estas debo dentro de mi ser.

Soy culpable de mis desgracias y lo admito.

Pero por las que no soy, condena recibo.

Cada uno tiene su historia.

Tu eres especial.

Aquella que jamás me juzgó ni me juzgaría.

Esa que mi corazón y tristezas alivia.

Y si un día he de despedirme de ti, le pido a Dios que seas bendita.

Que, entre las tantas almas del cielo, a ti también alas te de.

Porque desde antes y ahora sé.

Sin ti mi ángel y confidente, sola en mi desconsuelo me quedaré.