El desconcierto.
A los infrañeros.
Llore todo eléctrico
Bajo tu altar juvenil.
Llore un olvido sin perspectiva sin retorno;
Aunque los labios sepan,
Y las manos callen.
Aquí en el pecho un huracán encerrado.
Unas ganas,
como heridas postradas,
Alejándote vida mía,
Alejándome.
Tu sola creas limbos de soledad/arrecifes de juventud.
Idénticos a esta melancólica
sucesión
de grillos
que soy yo mismo.
Solo en tu deseo un mundo se abre;
Solo en tu deseo, habitado por lagos de piedra:
El placer nunca muere;
El ardor nunca dice que olvida.
Corazón que acuchilla,
Corazón punzante de astros pájaros.
La verdad del insomnio, decir su verdad.
Declarar vacíos glaciares;
Nubes secretas.
Porque la piel que hoy sueñas
Es otro contorno del abismo.
Otra astilla, otra simetría en ruinas.
Corazón, voluntad de ser sombra;
Sombra, voluntad de ser disparo:
Suelta los brazos,
Libera ángeles al pantano,
Rastrea silencios al rojo vivo;
Entonces cesara de latir el hielo.
Cesara esta lluvia que nada satisface.
Que nada oculta salvo el crepúsculo;
El crepúsculo embalsamado
El crepúsculo de la pena y de la gloria.
