EL ENCUENTRO
Y tras el golpe de un fugaz astro
de destello de luz caído en el somnífero día
donde los sueños se despertaron para apreciarte,
aun sacudo el polvo de estrellas que me cubre:
desvaneciente maquillaje de sombras y efectos;
la clara expresión de aquel día, se atenúa aun en mi.
Y en el espejo de la alusión por ti, la reflexión de la reflexión,
el afeite del pasado y el rostro de un nuevo presente,
mi reflejo en su total plenitud.
Y en la refracción del salido deseo de hombre,
existe la mujer que entra en diferente fundamento:
en el agua de lagrimas que bebo, te pruebo;
en el aire del vacío que respiro, te huelo;
en el fuego de anhelos que consumen mi cuerpo, te siento;
en la tierra de olvido que cubre mis ojos, te miro;
y en la mezcla de los sentidos oigo al último elemento, tu voz y la escucho.
Pero en este espejismo de la ilusión por ti,
dirías que coexiste un desvarió de obsesión a fin;
pero ello sería como:
el agua que envenena,
el aire que asfixia,
el fuego que quema,
la tierra que sepulta
o la voz que ensordece.
La indestructible guerra de los sentidos que se desintegran
solo para darse por vencidos a los elementos que matan,
y tu por el contrario me das vida.
Pensar en ti es la armonía de sentir al sentimiento
en el suspiro de agobio,
en el suspiro de paz,
en el exhorto de las pulsaciones
donde me llenas y me inspiras.
Esto es la gran diferencia entre obsesión y amor.
Y allí, en la interacción de los sentidos
se abre el sustancial camino
del hombre que prefiere entrelazar dedos
y crear el nudo de manos balanceándose hacia el destino.
Sangrar las ampollas de humildad por entender el valor del recorrido
al otro lado de ti, la travesía hacia tu alma.
Ahora lo entiendes, esto es el verdadero amor:
encontrar quién eres en otra persona.
El feliz hombre que moriría por tu vivir
sin la espera de tu sentir hacia mí.
En tu descubrimiento esta mí encuentro:
la respuesta a lo que es amor.
(2013)
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