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3.14

Me acerco todo lo que puedo a ti, así me siento más lejos de la muerte, busco en cada beso infinito que me das quedar en tu piel como mancha permanente de vida eminente.  A juzgar por lo que hago no soy más que un cuerpo enamorado, lleno de complejos sentimientos  y de curiosidad de lo más exótico de tu cuerpo desnudo.  Descubrí que besarte es esa necesidad de tratar cubrir ideas que no fueron completadas con letras y movimientos. Donde el tacto se vuelve protagonista de unos besos capitanes al mando del bosquejo de tu cuerpo, donde busco una perla escondida que deje escapar un gemido como la sirena de un barco que muere de añoranza por lo que deja en tierra.
Si solo supieras la mitad de los deseos que se esconden en el pudor, si vieses con tus ojos de amor toda esta pasión que se refugia en la parte inocente que aun habita en mí, con esa que carga culpa de otros cuerpos, de otras alas que nunca pudieron volar.  Como volver a ensuciarme los pies de tierra? Si  aprendí a volar en el tacto tu piel, en ese preciso instante que en una mirada cupido interviene con su manifiesto de amor legal. Entrometido y certero nos da medicamentos disfrazados de metáforas que evitan enfermar de dolor continuo, juega con la variable de la estabilidad para hacernos reír y llorar según la estación del tiempo, sin dejar ningún patrón fijo.
Otro día más en el que me siento frente a este ordenador suspirando al ritmo unicelular que dejan escapar las teclas que divulgan hoy mis pensamientos.  Porque todos los días, todos, nos despertamos con deseos de volar, aunque nos dediquemos a caminar. Miramos las aves con un toque de envidia sana o de las más impuras cuando la añoranza se nos va de las manos y un gorrión es nuestro reflejo en las peceras de ciudad.

(2014)

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