Era un ángel
peludo y blanco
oveja y gato a la vez
arquitecto e ingeniero
entre las horas del cansancio
de cada día
y con su amor incansable
quebrando rutinas
un puente
que disfrazaba mi casa de reposo
Con su constante jugueteo abrazaba de noche y de día
como cuidando el espíritu
nunca le buscamos un nombre
los dioses se encargaron de ello
y vino al alma
Cazador perenne
alegre al olfatear de su familia
Por ello un vacío enorme me inunda
mi perro ha muerto
me lamió mis manos
en señal de gracias
y me dio su ultimo latido como diciéndome
espárcete en mi amor
no te dejare desnudo
y mis ojos miraron
su presencia en mi
Argo le dije...
en mis silencios
te llevare
a cada despertar
haz sido un agradecer constante
y tu partida corta mi piel
con lágrimas
Pelotita de pelos
Pichu!!!
que dejas mis manos
Tu piel vientre y amor
Fiel, amable, bello.
Ha muerto mi perro
se llamaba Argo!
Alfonso