Viviendo sin vivir,
en la blanca arena
del mar de la sirena,
y escuchar caracolas,
que requiebran corazones
y apacigua la espuma de las olas.
Pensando sin pensar
en los caballos marinos
y en los habitantes del agua,
que en un suspiro vuelan
por las crestas de la soledad.
Sintiendo sin sentir
como las sirenas,
resbalan por las aguas profundas,
y un viejo marinero,
se atreve a callar su voz.
Estando solo con la soledad,
que te lleva dormido
al caer en la blanca arena,
para jugar contigo.
Si la sirena pregunta por mí,
dile que me he ido solo
con la soledad,
escuchando sin escuchar
el canto de una caracola,
que me ha llevado
por un sendero solo
hasta el profundo mar.
El Anverso del Verso©2023
Alfonso J Paredes