Reina de las Bodas De las Gracias Reina Diosa Citerea A ti, Cypris, ruego.
En el silencio de la noche, el sonido de la penumbra me envuelve, abrasa y me ensordece…
Toma mi vida, es solo tuya. Tú, recibe tú este cariño. Recibe mis besos y abrazos. Acepta el amor que te he dado, mi alma que te ha pertenecido
Niobe tuvo catorce hijos. Jactándose del gran número de niños y niñas que tuvo, a Leto vituperaba, pues ella solo dos engendró.
Sombrío y oscuro, tenebroso y profundo, de anchuroso dorso, agitado y nebuloso, Eres hórrido
Mi vida se ensombrece, mi alma se torna penumbra, mi corazón se oscurece. Entre sombrías umbras mi ser tiembla,
El río que fluye resuena, choca con piedra y con arena, un sutil viento lo estremece, sonido ligero florece.
Mira hacia arriba y sube entre nubes, al cielo nebuloso. Percibe niebla y la invaden neblinas.
Maniatada y de pies amarrada, puesta en vilo y llevada al altar, arrastrando los vestidos de azafrá… de hermosa Proa la novilla Ifigen… moría.
Tu voz es audible murmullo, melodía que eriza mi piel, Suave, de tu labio el susurro, a mi oído golpe abrupto de miel.
Un beso Requiero, demando, anhelando
La sirena, pena alegre, cariñosa muerte, gozo cruel, que con melodioso canto