En este mundo inerte Gris y mundano El mero recuerdo de tu tacto Me envía una tierra de etérea dich… En este mundo injusto
Noche de sábado Bullicios afuera Una música lejana que suena y suena y no para
Hay algo ahí En la esquina de tu mirada En esa media sonrisa Que no se termina de formar En la frase no tan casual
Me desbordo Soy una copa De vino rebalsada De vino rojo y espeso Me desbordo
Me pregunto Si en algún mundo alterno El espacio y el tiempo Fueron benignos Si sentí tus labios
Y yo aquí, así, un suspiro Un anhelo y la espera Y las ganas de que pienses En mí como yo en ti Y tú allá, así, quién
Me muero de las ansias reprimidas y de las palabras censuradas
Quiero embriagarme con el sabor áspero de tus besos impacientes que hoy no son más que una foto en sepia
¿En qué me has convertido? Me has despojado violentamente de todo vestigio de razón ¿En qué me has convertido?
mi muso ignorante el numen profano de esta alma mendiga que implora sosiego a cambio de versos ignotos
Las puertas de mi bóveda ansiosas anhelan abrirse con el tacto helado de tu llave de plata
Vos y yo somos cómplices De una noche impronunciable Casi inexistente Como un sueño difuso Que mágicamente compartimos
te veo tu aire solemne tus ojos fijos en otro mundo en el tuyo
Me guardo La rabia contenida del deseo Un beso tuyo atragantado Los gemidos que no fueron nunca Me guardo
En la tenue oscuridad hay tres sofás y desconocidos sin rostro que salen y entran Las manecillas