Eres tan oportunista que al calor de medio día le has de sacar filo para cortar el arbol que a de dar sombra.
Eres tan oportunista que a la media noche le has de robar su fresco para tapar tu torrido verano.
Eres tan oportunista que al cielo has de quitar su luna para arribar la luz con tu perversa obscuridad.
Eres tan oportunista que has de arrancar flores de la tierra para sentir tu paso firme y así sentir tu fulgor.