Nadie interrumpa con la queja vana el gran silencio de la carne human… que en inconsciente nada se resuel… y al sitio de antes que naciera vu… Nadie se asome al sumidero lento

¡Cuánto escribí!... Y sin embargo… ha dicho un poco, un poco de mi se… ¡cuánto he deseado! y vedme: ¿qué… cosa llegué a tener? ¡Cuánto lloré! mas ¿qué misterio e…

La sirena fatal fuera piadosa para el ilusionado por su canto que a punto de caer rompiera el ll… y gemebundo le dijera: ¡oh, diosa del mar azul, perdóname! Tu encant…

Vuelve la vagabunda luna al cielo, vuelve a la rama la temprana flor, al dolorido ser vuelve el consuelo y del consuelo en pos vuelve el do… Vuelve la nave de latina vela

¿Entonces sigue mi infeliz suspiro superviviente luz de estrella ause… o los mirajes de mi propia frente como el viajero del desierto miro? ¿Es una de esas formas que un abra…

Cuando contemplo mi presente estad… y aquello que tenía y lo que hacía… llamo al buen tiempo de vivir, pas… pues todo lo de ahora es cobardía. Pero a veces no sé qué cosa hermos…

¿Árbol por qué floreces?... ¡Qué p… pregunta y qué pregunta sin razón! Pero he dicho otras veces: juvenil corazón ¿por qué lloras, corazón? ¿Árbol por qué floreces?... ¡Oh, q…

—¿Cuándo te dije mi secreto alado?… ¿cuándo paseaste con tu buen amigo… ¿cuándo, las frentes juntas, he mi… loa guirnalda de flor de estar con… —Cuando quedó tu lágrima conmigo,

Este que oprime el corazón sin rui… con la corona de sus dedos yertos, espera todavía. Aquí dormido reposa con los ojos entreabiertos. Sobre él no se inclinó mirar queri…

Si puesto a amar, indiferente y fr… desdeño el convivial lugar y cesa de sonreír la gracia de la mesa que es regocijo de hombre sano, an… olvidar este frívolo desvío;

II Majestuosos, sombríos, colosales, eucaliptos vibrantes en el viento, protegiendo en las tardes otoñales la humildad del camino ceniciento

¿Qué te importa, señor, pues que e… la sinrazón de mi afligido labio? Tu maestro de vida fue la acción y compañero ocioso el corazón. ¿Para el molino el ala activa al v…

Viene la aurora que las frondas ve… con pálido fulgor tímida dora. Penumbra, el alba rosa te devora y como un largo tornasol te pierde… A esperar vuelven todos. No recue…

La estival sinfonista en la alamed… muerde al pálido fresno y donde mu… una incipiente yema el árbol pierd… y en su lugar lágrima de ámbar que… el leve y devorante fuego deja

¡Si fuera tiempo de empezar la vid… En decisivo instante así pensaba cuando de iluso olvido sólo esclav… mi alma parecía redimida. ¡Mísera libertad!: ¿qué me dejaba?