Razón
He encontrado una nueva razón que no es
sino más que una nueva forma de estar loco,
he troceado tanto el pastel que no existe
noche que apague en la oscuridad
el relámpago de lo indómito que me brilla,
cascadas de palabras en la mente caen
en la violenta ráfaga que acribilla lo movible,
lo ausente de la voz disparando metodologías,
ayer, ayer no fue un buen día, puede que
la lluvia. Torturé hechos dispuestos como
entrañas de suburbios, quise forzar la
consecución y la consecuencia me tragó,
vivo al desparramar la muerte con la
soltura de un enterrador de deseos, ahí
está la perdida, en desear hipnóticos vientos
del temerario refugio de lo imaginado,
de lo pensado con el aplomo del vicio,
ese intrepido vicio que mantiene la abundancia aún cuando esta nos descuelga
por las finas sábanas de la tiranía, quizá
lo que salte del viejo hábito al nuevo no sea
solo un avance, un continuado avance,
que lo hay, también lleva consigo retroceder
hacia ese originario manantial de la
primera luz, no es el endiosamiento es
la tragedia de ser un aspirante a vivir
el entendimiento de la mañana.
Girarse y contemplar desde la altura la
injustificada bajeza que arrastra todo
movimiento hacia el despertar, invalida
cualquier acontecimiento que creamos o
querramos lleve el nombre de razón, puesto
que no es esta razón más que otro secreto
guardado en el armario y que escogemos
como prenda según la climatología.
