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CANTO A CARTAGENA DE INDIAS

CANTO A CARTAGENA DE INDIAS
 
Desde la orilla desolada
de mi arroyo,
pienso en la grandeza azul y comba
que besa tus arenas.
Pienso en tus murallas
que amorosas te guardan
de fantasmas, de corsarios y piratas,
que se apostan a tu entrada
con sueños, irrealizables, de victorias.
En tus casonas,
que dibujan sombras centenarias,
para guardar a amigos y parientes
de la cruda intemperie de la vida.
En tus balcones,
bordados en madera,
para deslumbrar al sueño de los poetas
y alcahuetear en horas vespertinas,
con los duendecillos de la brisa marina,
que se enredan en las flores
sin regresar,
viajeras sobre olas
desde su azul de origen.
En tus historias.
En tus leyendas:
en Benkos Bioho,
rey de los rebeldes,
en la princesa Orika,
que regresa a tu corral de piedras
con la cabeza frutecida.
En tus calles estrechas,
como nos dijeron
que son los caminos hacia el cielo.
En tus esquinas populosas,
donde la gente comenta tus vivencias.
En tus mujeres
hechas de panela,
para endulzar la vida.
¡Pienso en todo lo tuyo Cartagena!
En tus triunfos de otros tiempos
cuando eras invencible,
y en los sueños de hoy,
que realizarán tus hijos:
hidalgos herederos
de tu historia.
Te quiero tanto Cartagena,
que sin nacer en tus arenas
me siento un dedazo de tus playas;
o un viejo alcatraz
que pirueteando,
dibuja arabescos en el aire,
mientras atisba
en tus azules aguas cristalinas,
cardúmenes
de deleitosos pececillos.
Pienso en ti,
sembrado en las riberas de mi arroyo
de aguas iníciales,
que nacieron
en el connubio del cielo y la montaña;
desde mi arroyo de linfas,
otrora bullangueras,
que a sabiendas de que no lo harán más grande,
sin detenerse corren a tu mar,
inventando caminos entre pedregales,
como experto caminante,
y deteniéndose, a veces, en los recodos,
para  pensar
en la azulidad inconmensurable que lo aguarda,
cuando llegue por el “Río de la Patria”
a tus parcelas.
¡Recibe mi cariño Cartagena de Indias¡mi cariño elemental y honrado,
que como mi arroyo a tu mar
no te hará más grande.
Recíbeme así, sin pretensiones,
como recibes por las tardes,
cuando el sol te arrulla
con canciones de colores,
las bandadas de gaviotas
que llegan a graznar en tu paisaje.

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