La playa ruge
y la arena se balancea en zig-zag.
Yo le hecho un pulso de miradas
a la luna anaranjada y por supuesto,
ella gana.
Cocaína medicinal para las sombras.
Yo soy una de ellas, claro.
Me sumerjo en el viaje vertiginoso
que va de la nariz al cerebro
y retengo la palabra acelerada
como arma letal.
No canta, la luna hoy no es mi compañera.
Yo le bailo y la miro pero ella no hace caso.
No quedan más excusas,
la única opción:
dar de espaldas a la luna
y mirar hacia el futuro.
.Carmen Yebra.