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ENCANTO DE MUJER

Sólo con verte me quedé prendado
de ese brillar de tus divinos ojos,
que me dejé en la mente bien grabado
como también el de tus labios rojos.
 
Qué decir de tu porte, tu figura,
tu manera de andar y tu sonrisa,
llena de encanto, gracia y donosura
y acariciante como leve brisa.
 
Tus vivas manos cual paloma en vuelo
me cautivaron cuando se elevaban
muy suavemente o cuando a ras del suelo
las plantas del jardín acariciaban.
 
Eres el súmmum de la pura esencia
de la mujer de divinal presencia.

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