LA VIDA NO ME DIO LO QUE PEDÍA
La vida no me dio lo que esperaba,
simple de mí, que lo esperaba todo,
y tengo que decir que ya, ni modo,
al ver que se acabó lo que se daba.
Me ponía a menudo alguna traba
y a aquello que venía, en un recodo
lo encontraba enseguida un acomodo
y allí por consiguiente se quedaba.
Siempre esperé el milagro de que un día
me llegase algún hada misteriosa
a resarcirme, y además con creces,
de lo que mi existencia me debía
mostrándose hartamente generosa,
igual que con los panes y los peces.
Lo pensé tantas veces
que me hice la ilusión de que así fuera,
ya que no pudo ser de otra manera.
