LOS AMORES DEL SOL
La salida del sol cada mañana
supone un espectáculo divino
y lo hace acompañado de ese trino
de la alondra en su cántiga temprana.
Los campos los calienta y engalana
y acaba con lo triste y mortecino
de la noche. Prosigue su camino
y se esconde en la sierra más lejana.
Por la noche no muere, que persigue
ardoroso los pasos de la luna
tratando con ahínco de cogerla,
mas nunca, pese a todo, lo consigue,
pues siempre se le niega esa fortuna
y se ha de conformar sólo con verla.
