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POR SAN VALENTÍN

SAN VALENTÍN ES MI CLIENTE.
 
Tengo unan fábrica de hacer amor
que me trabaja a pleno rendimiento,
produciendo ese bello sentimiento
que entre todos sin duda es el mejor.
 
De ternura alimento su motor
y a fe que es excelente el alimento,
porque suele sacarme el mil por ciento
de una clase que es más que superior.
 
Viene San Valentín a hacer la carga
y cuando lo termina, más me encarga
para así repartirlo entre la gente
 
que carece de amor y se lo entrega
y me paga enseguida cuando llega,
siendo por ello mi mejor cliente.
 
NO HACEN FALTA NI CUPIDO NI SAN VALENTÍN
 
Tanto San Valentín como Cupido
y otros seres anónimos que hubiese,
deberían pedir sin más su cese
por lo que a mí respecta. No he tenido
 
necesidad de verme socorrido
jamás por conseguir quien me quisiese,
pues antes al contrario, porque fuese
preciso atemperar tanto partido.
 
Quizás por guapo sea, o por honesto,
o puede que mi eterna juventud
les llame la atención a las muchachas,
 
pues vienen a mis redes más que presto
por tener, según ellas, la virtud
de juntar lo agradable con lo cachas.
 
LLEGÓ SAN VALENTÍN
 
San Valentín muy contento ha llegado
con su carcaj al igual que Cupido
y estoy feliz, porque me ha distinguido
con esa flecha que en mí se ha clavado.
 
Ya se esperaba viniese sobrado
de amores tiernos. Es muy bienvenido
por los amantes que no tengan nido
donde poner el amor que han gestado.
 
Será tan bueno que a todos regale
lo que es más grande del mundo sin duda
y en este día, que gratis le sale,
 
vaya la gente. No pida su ayuda,
pues no hace falta exhibir ningún vale,
ya que lo entrega a quienquiera que acuda.
 
Sin la letra menuda,
es el contrato que el santo le ofrece
a cada uno que pide y merece.
 
¿SAN VALENTÍN?
 
Ningún San Valentín se necesita
que venga a reavivar mi corazón,
pues bulle sin cesar con la ilusión
de un novio al esperar su nueva cita.
 
En balde iba a llegar hasta Afrodita,
pues no encuentro motivo ni razón
de que venga, si amor a mogollón
albergo y como pura dinamita.
 
Incluso puedo darlo en cantidades
enormes, pues me sobra y me rebosa
siendo de inmejorable calidad
 
y vale para todas las edades,
pues tiene una virtud que es milagrosa
y puedo asegurar que es de verdad.
 
Si por necesidad
una buena ración se me pidiera,
con inmenso placer la concediera.
 
EN EL DÍA DE SAN VALENTÍN
 
Hagamos que el amor el mundo inunde
llenándolo de dicha y esperanza
y lo haga cuanto antes, sin tardanza,
a ver si contemplamos cómo cunde
 
el influjo que al ánimo le infunde
saber que cuanta más sea su usanza,
más fuerte luciría en comparanza
esa felicidad que nos transfunde.
 
Obremos, no digamos solamente,
vayamos con ardor del dicho al hecho
y sea la palabra consecuente
 
con eso que predica. Satisfecho
se vería el poeta, si la gente
sacara de sus letras buen provecho.
 
¿ME VISITARÁ SAN VALENTÍN?
 
¿Por qué san Valentín no me visita?,
¿acaso no merezco que lo haga?;
me encuentro que en amor voy a la zaga,
de modo que la gana se me quita
 
de volver a querer. Agua bendita
y alguna cosa más, a ver si traga,
le voy a dedicar. Será mi paga
para ver que en su lista me repita.
 
Venía a visitarme en estas fechas
y siempre me encendía de entusiasmo,
al punto que sentía al corazón
 
hablando con palabras satisfechas,
cual si fueran producto de un orgasmo
nacido en una noche de pasión.
 
BUSCANDO A CUPIDO.
 
A Dios le solicito qué dónde puedo hallarte,
Cupido, pues te busco, mas no te hallan mis ojos;
quisiera que vinieses, por darte en mil manojos
la esencia de mi vida. Por eso quiero hablarte
 
con toda mi vehemencia tratando de agradarte
y ver si me consigues que se abran los cerrojos
de ese corazón duro que pone los abrojos
en medio del camino que vaya a cualquier parte.
 
Yo solo no podría tener lo que más quiero,
me faltan ya las fuerzas, pensando que imposible
resulta el obtenerlo, por lo que así me muero
 
clavándose en mi alma con fuerza incontenible
la idea que mi amor tiene el valor de un cero
y el de ella llegaría al pie de lo infinible.
 
14 DE FEBRERO, SAN VALENTÍN
 
Hemos de conseguir que el calendario
se quede estacionado en este día,
si es preciso cerrándole la vía
de escapada y metiéndole en armario,
 
de modo que le hagamos presidiario
y el amor que tengamos, a porfía
perdure para siempre. Tal sería,
si al tiempo le pusiéramos sudario.
 
Me imagino gozar eternamente
y no en sueños, que es cómo vivo ahora
ese amor que me ocupa de la mente
 
casi el ciento por ciento. Fuera aurora
tan divina, por bella y refulgente
venida desde el cielo, donde mora.
 
VENGA SAN VALENTÍN EN BUENA HORA
 
Venga San Valentín en buena hora
desparramando amor por los rincones,
a ver si por los poros nos aflora
saliendo con gran fuerza, en aluviones
 
y llenar todo el mundo de alegría
merced a la dulzura que contiene,
que es tanta que en la tierra no cabría
si sale por entero la que tiene.
 
Hagamos firmemente la promesa
de no desperdiciar esta ocasión
de cargar en exceso, pues no pesa
y alimenta, además, al corazón.
 
Amando mucho más, a buen seguro
el mundo cambiaría en el futuro.

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