Sentía esa sobrecogedora sensación. Esa que tienes cuando sabes que todo va a ir mejor; aún cuando siempre es el comienzo de un precipicio que no tiene compasión por nada y ganas de todo. Que lleva a lo más profundo de si, llenando de oscuridad todo cuanto lo rodea; y en cuanto a mi me llena.

Oscuridad es lo que dejo y para allá es donde en verdad voy. No se puede escapar de nosotros mismos y finalmente es lo que soy.

Sentía su mirada persistente en mi espalda. Sabía lo que significaba; ya no había atrás. No podía volver atrás. Quisiera dar mis pasos hacia tras, pero es que no puedo. Una vez que se empieza el camino, no se puede borrarlo.

Fue por ella, que mas quería de mí? Su frío interior, su inexplicable amor. Pero no es su culpa; nadie te enseña esas cosas que de verdad importan. Sólo te guían al interminable círculo de la vida; donde no importa vivir sino terminar bien, aunque seas tú sólo.

Soledad, maldita soledad. Tan mala compañía eres para mí, pero aun sigo regresando a ti. A pesar de todo, todo los caminos de mi vida me van llevando hacia ti. Que maldito precio estoy pagando, que no puedo volver donde quiero pero debo de volver donde me es imposible estar.

Poderosos brazos que hoy dejo. Débil ser que soy. Espero volver a unirnos; qué cambies tú o que lo haga yo.