Suelo pensar mucho, pienso, pienso y pienso más de lo que se puede considerar pensar.
Mis pensamientos viajan rápido en el tiempo y logran hacer que mi cerebro arme más de mil cuentos.
A veces quisiera no pensar, hacer que la idea se esfume en el viento y me deje sola un rato en este vacío cuarto. Pero una voz logra colarse por las rendijas de la puerta, sutilmente a mi oído se acerca y susurra algo... leve, pero me convence.
¿Será que lo que dice es verdad? Tal vez tenga razón y mejor me tengo que alejar. suena como un pensamiento tonto, pero me me convencen los susurros siguientes y de pronto, así como uno logró colarse por las rendijas de la puerta, los demás con más facilidad entran y se escabullen dentro de mi cabeza. Me hacen creer que soy y que no soy, me crean inseguridades y miedos internos que difícil de escapar son, ¿Cuándo será el día que me dejen en paz? Si lo descubro prometo nunca más volver a pensar... mal, de mi ni de más, en especial de mi, pues soy la más afectada en realidad.