Y vino la ola y arraso con todos los cuerpos que yacían sobre la blanca arena, minutos antes el escenario era el siguiente:

Bebidas embriagantes adornaban las mesas y los padres bebían hasta morir  mientras sus hijos nadaban y nadaban  adentrándose cada vez más al mar.   Jóvenes hablaban de temas triviales y a lo lejos un anciano intentaba ganarse la vida, vendiendo frituras, mas nadie lo tomaba en cuenta ya todos se encontraban  muy ocupados en sí mismos.
Nadie absolutamente nadie se acordaba de dios,  en esos momentos todo era fiesta y diversión. El sol lanzaba sus rayos violentos sobre la faz de la tierra, hacía un calor insoportable pero propicio para bañar en la playa.

Un señor advirtió que el mar se mostraba más agitado  de lo normal, pero nadie prestó atención a lo que decía.

De repente la alegría se tornó miedo y todos corrían desesperadamente
tratando de huir de la gran ola que se levantaba como una bestia enfurecida.

Demasiado tarde reaccionaron y se escuchó decir a una mujer:
—Dios mío ¿Por qué sucede esto?
—Ayúdame, acuérdate de mí.
Sin embargo la ola lo cubrió todo en ese instante...