El matutino frío de la capital
acompañado de AC/DC
y los ruidos que aturden
mi mente en la frialdad del verano
bastaron 3 días en mi guarida para estar
alimentando la cabeza de espejismos aniquiladores.
El sosiego del sol y la lluvia
empañaron el alma del poema
donde resucitó caminando por la 15 viendo muros y bultos
que van y viene de hacer algo un no sé qué,
un no me importa.
El hundimiento aún vive
y Kasandra se ha cortado su cabeza
viviendo la música de Andrés,
sus mil y una noche han pasado por la fría capital
mientras la prisión de estar aquí
rompe mis huesos de madera.