#EscritoresCubanos #EscritoresMatanceros #ParaNiños
Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
Nombres tuyos, nombres míos, que recibimos de ayer como el agua de los ríos y que debes conocer: Bejucos de la Perdiz,
La Habana es como una hermosa, limpia, fresca, alegre casa: sus puertas, de par en par, invitan a visitarla. Aquel que a Cuba respete
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
¡Que ruede la rueda de pan y canela! Que llegue al campo, que busque el trigo, que diga al agua
Caperucita Roja, juega conmigo: yo seré un día lunes y tú domingo. Juega conmigo:
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
En la Sierra Maestra, con el paisaje, se alzó su vide noble, creció su sangre. Sembrador, guerrillero,
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención: