VEINTE TELÉFONOS Y UN SILENCIO
Espero tu llamada
mil días sentada
con veinte teléfonos
esperando que suene alguno.
Mis piernas dormidas
apenas se apoyan en el suelo
de linóleo de esa cocina
con el aroma a café,
que tanto te gustaba.
Silencio que come
la mente poco a poco,
que la saborea llevándola a
la más alta locura
mientras espera un sonido
que nunca llega.
De mil colores visto
ese silencio negro,
lo tapo, no quiero verlo,
toda yo soy un color,
tapando la oscuridad
que me tiene atrapada.
Bilis de color morado
sale de mi boca,
la escupo con angustia,
no quiero envolverme en ella,
quiero respirar aire puro,
no deseo amargarme
con mis propios fluidos.
No llamarás, lo sé,
lo he sabido siempre,
pero aquí estoy esperando,
con 200 folios donde escribir
las palabras que quisiera decirte.
Y aquí, seguiré esperando...
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