**¿Quién me otorga el Poder?**
¿Quién soy yo para juzgar el destino,
De un ser que respira, con alma y anhelo?
¿Qué derecho tengo para definir,
Si alguien merece vivir o morir en duelo?
Soy polvo y ceniza, frágil y mortal,
Un grano de arena en el vasto universo.
¿Cómo puedo pretender ser un juez final,
Sobre la vida y la muerte, un misterio inverso?
Cada alma tiene un propósito, un plan,
Un camino trazado, un viaje que emprender.
Aunque no lo comprenda, no es mi deber,
Decidir quién debe quedarse o quién debe ceder.
Soy un simple ser, con dudas y temores,
Que busca la verdad en el laberinto del tiempo.
No soy un dios, no tengo el poder,
De controlar las vidas, ni el final que vendrá después.
El juicio es de Aquel que nos creó,
El único que sabe el destino de cada uno.
Mi papel es respetar, apreciar y amar,
A cada ser viviente, bajo el sol y la luna.
¿Quién soy yo para juzgar?
Solo un humilde mortal, que debe aprender.
Que la vida es un regalo, un tesoro que cuidar,
Y que todos merecemos una oportunidad de crecer.
