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La parca

A Stifenson y a Jesús Montoya

Cuando muera mamá
ningún poeta osará vomitar conejos rojos
en donde inexorable ella esconde el horror
cuando un caballo sin patas ni ojos
a veces susurra inmortal
su nombre
para besarla
 
Descuajaré entonces mis insomnios
en las calaveras de los colibríes de mamá
y ya no serán salvajes los truenos
ni las ánimas a las que ella pedía favores
dentro de azules árboles
de rompecabezas luminosos
 
Cuando papá muera en cambio
yo habré muerto antes
hecho un manjar de sangres
como toro que humea
en las canas de mi infancia
 
Resulta que papá
veía seres extraterrestres hablarle
y hacer levitar sus intestinos
mientras salían calientes desde sí
pero si fallezco después de él
querré preguntar a esos extraterrestres amigos de papá
cómo sacar intestinos
o levitarlos ardiendo
 
Si desaparece físicamente el papá de Jesús M.
escucharemos como en el trópico
una motocicleta negra como bala
atraviesa el cosmos
 
Si mi hermano fallece yo igual
y jugaré al titiritero con las almas de los títeres
veré a Stifenson de 10 años
que se fue con cáncer para navegar infinitos
 
Cuando abuela pintora murió en ese hospital
por exceso de anestesia
yo no existía ni en truenos mentales
ni en vomito de colibríes siquiera
todavía no era una hermosa lombriz en un pene
 
Si desaparece o se extingue mi hermana
Plutón vivirá ciclones de ánimas en jauría
y no habrá intestino alguno que ataje su destrucción
tampoco habrá arreboladas o ñúes fantasmagóricos
estirando sus volteados sueños al rendirse
en dos siglos
en un extranjero país
en un extranjero espacio
o en un más allá de un más acá
 
Detrás de los incendios
no sé quién más podrá morir
en los libros de Jesús M.
en los cuales nunca morirán
sin abrirse a sí mismos
la occipital de celulosa
tantos escritores fantasmas
 
Cuando mis hijos desaparezcan
yo seré solo una metáfora hundida
en una libélula en plena sien de la sala
donde mis pinturas y fotografías
solas serán lo que una vez fui:
 
Nada de nada
riéndome de mí mismo
como idiota
 
Dependiendo de quien fallezca
puedo llorar elípticos volcanes
o hasta hielo en cubos multicolor
 
Por ahora
no llamaré al Parca al oído
seguiré elevado en el lodo
que mis huesos trae consigo
en su canción de cuna
 
Sobre la negra y su rara transfiguración
no pienso hablar
 
 
Ender Rodríguez

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