Loading...

Carta-elegía a jorge cáceres

Yo salía del café de la Place Blanche
Con el corazón deshecho como una ola
Había tomado el pulso a la memoria, yo la había fustigado con insultos sangrientos
No quería sino ese pedazo de aire que nos instiga a ser pájaros
Sino esa lámpara de acetileno que nos precipita la vida
Diciéndonos:
“Líquido como el carbón como el labio que desafía el Infinito
“Tú eras el que bailaba a la salida del sol
“A la hora en que el mar ordena la retirada a sus peces
“Así como eras la llama de un fuego desatado en el bosque
“Serás ahora el hielo en el hielo del mundo que dejas”

Era tu voz yo la reconocía
Yo la reconozco aún en el espacio
Que tú saltabas en la punta de los pies
Semejante a esa flor de nostalgia
Que se nos aparece
Cuando la bruma recibe el golpe de gracia.

II

Tú me preguntabas a menudo por París
Por la Tour de Saint—Jacques por las calles de Nadja
He aquí una pequeña vuelta que tú bien recordarás:

Yo he salido esta tarde del Hôtel de Lutéce a espaldas de la estatua de Balzac
He avanzado por Boulevard Montparnasse pasando por la farmacia Des Arts hacia la Gare
                                                                                      Montparnasse

No  he visto a Jacques Hérold
Pero en la rue de Rennes las tiendas de tabaco exhibían las mismas pipas del año pasado
Estas son pequeñas cosas que nos encantan la vida
Que nos inducen a quemarla como el tabaco
¿En qué pensaba?
Si ya he atravesado la Place de Saint—Gerrnain—des—Prés
No he mirado siquiera Les Deux Magers.

Yo sé que tú estás en 1948 y yo en 1949
Pero el tiempo no cuenta no debe contar en materia de espíritu
Tú sales del Hôtel de l’Isly, 29 rue Jacob
Doblas por la rue Bonaparte
Tú me alcanzas frente a l’Ecole de Beaux Arts
El Sena está sobre nosotros como un fantasma dormido
Pequeños barcos Igual que Insectos se deslizan a través de su rostro
La nostalgia hace girar nuestros pasos hacia Pont Neuf
Tenemos la sensación de ir saltando como peces voladores frente a la proa de un barco ofrecido por la
                                                                                                                              naturaleza

Es preciso doblar aún doblar hacia el Qual de l’Horloge
Hacia Place du Châtelet
Ahí tienes tú la Tour de Saint—Jacques y ya no se balancea
Pero una extraña corriente magnética invade nuestros corazones

Ella parte de sus pies a cabeza hacia la rue de Nicolás Flamel
Tú ya no caminas
Me dices que es preciso volar
Partir (tú estabas siempre partiendo)
Hacia:
El Arco de Triunfo del Carrousel
Hacia el Jardín de las Tullerías
Hacia la Placa Vendôme
Hacia la Place de la Concorde (donde hay incansables turistas que toman fotografías al Obelisco)
Hacia la Madeleine, excesivamente llena de norteamericanos (ellos no hablan nunca francés)
Hacia el Pont Alexandre III y le Pont de l’Alma donde se ve nadar en las tardes la lámpara de Maldoror
Hacia la rue du Bac (yo recuerdo las bailarinas que desencadenan el deseo)
Hacia Champs—Elysées
Hacia Cours—la—Reine y la Avenue du Coq
Hacia la rue Lord—Byron (él, entre otras cosas, sabía combatir por  la libertad)
Hacia la rue Mathurins
Hacia la rue Miromesnil
Hacia la rue de la Renaissance
Hacia la rue Lincoln (él odiaba la esclavitud)
Hacia la rue Rembrandt (allá en Amsterdam cerca de su casa yo he visto hermosas mujeres que se
                                                                                                          ofrecían al placer)

Hacia l’Opera y el fantasma de la Opera
Hacia la Plaza Blanche donde habéis encontrado a André Breton a Benjamín Péret a Jacques Hérold a
                                               Heisler a Toyen en resumen un castillo y sus mil columnas

Hacia la rue de la Boule—Rouge
Hacia la rue Fontaine otra vez con Breton
Hacia la Place Pigalle ¡Place Pigalle!
Hacia la rue Tour—des—Dames
Hacia la rue de Paradis
Hacia la rue Papillon
Hacia la rue de Jarry, ¡disparemos con nuestros revólveres hacia el cielo!
Hacia la Place du Cheval—Blanc
Hacia el cité Dupont con sus incalculables niñitos que llevan el apellido Dupont sin tomar en cuenta los
                                                                                                                             Cafés

Hacia Cour de l’Ours
Hacia la rue Charles Baudelaire que sigue siendo “rey de poetas”
Hacia le Passage du Gene
Hacia la Place de la Boule—Blanc
Hacia la Avenue Saint—Mandé otra vez Toyen
Hacia la rue des Orchidées
Hacia la rue Palmyre (tú leías en la infancia “las Ruinas de Palmira”)
Hacia el Square des Mimosas
Hacia el Boulevard Arago (que no hay que confundir con el puerco de M. Aragón)
Hacia le Passage de la Verité
Hacia el Boulevard Port—Royal
Hacia la rue Giordano Bruno (¡abajo los curas!)
Hacia la rue Cardan
Hacia  el Square Alico (tú soñabas como Alice in Wonderland)
Hacia le Passage Rimbaud:
   “ ¡No! ¡no!, en el presente yo me rebelo contra la muerte! El trabajo parece demasiado liviano a mi orgullo: mi traición al mundo sería un suplicio demasiado corto. En el último momento, yo atacaría a derecha, a izquierda. ”Entonces,—oh! pobre alma querida, la eternidad no estaría perdida para nosotros!".

Hacia le Parc Montsouris Hacia la Villa Seurat
Hacia la Porte Point.du—Jour
Hacia Montparnasse—Bienvenüe (bienvenido siempre fuiste en París)
Hacia le Passage Dechambre charlando con Véra Hérold
Hacia l’impasse d’Astrolabe
Hacia  la Place de l’Etoile
Hacia  la Place Víctor Hugo
Hacia  le Bois—de—Boulogne
Hacia  le Place de Monceau
Hacia  la Place de Trocadero
Hacia la rue du Printemps
Hacia  la Avenue Sycomores
Hacia  la Avenue Saint—Just
Hacia  la rue de Gérard—de—Nerval
Hacia  la rue de Stéphane—Mallarmé
Hacia  la rue de la Muette
Hacia  la rue de Gauguin
Hacia  la rue VercingétorixHacia  la rue Perrel donde a mitad de camino te has encontrado con Jacqueline y Víctor Brauner Hacia la rue du Mont—Doré
Hacia la rue de Le Tasse
Hacia la rue de Goethe
Hacia la rue de l’Harmonie
Hacia la ruo d’Hauterive donde le Facteur Cheval soñara con  levantar otro castillo
Hacia la rue de Cazotte
Hacia la rue de Paul Feval
Hacia la rue du Pôle—Nord
Hacia la Porte Poisson
Hacia la rue de Ronsard
Hacia la rue de l’Abreuvoir donde tardes enteras con Hérold hemos filmado La rue Plage
Hacia la rue du Tunnel
Hacia la rue Edgard—Poe
Hacia la rue de Vauvenargues
Hacia la rue de l’Aubépine
Hacia la rue Charles Cros
Hacia le carrefour du Labyrinthe
Hacia la rue de la Reunión
Hacia la Avenue Porte—de—Lilas
Hacia la rue Princesse
Hacia le Jardin du Luxembourg
Hacia la rue du Dragon
Hacia la rue Quatre—Vents
Hacia Boulmich
Hacia l’Observatoire
Hacia la rue Git—le—Coeur
Hacia la rue Huysrmans
Hacia la rue de Cluny
Hacia la rue de la Harpe
Hacia la rue Puits—de—l’Ermite
Hacia la rue Linné
Hacia le Jardin des Plantes donde visitábamos la jirafa y los cristales del pensamiento
Hacia la rue des Deux—Ponts
Hacia la rue de Rivoli
Hacia el Boulevard Saint—Denis con todos sus encantos de alrededor de las siete de la tarde
Hacia el Boulevard Montmatre un poco más tarde
Hacia la rue Vivienne donde aún puede escucharse los pasos de Lautréamont
Hacia la rue de la Lingerie
Hacia la rue de Hérold
Hacia el Square Vert—Galant
Hacia la rue de Beaujolais (magnífico ¡un Beaujolais!)
Hacia la rue des Pyramides ¿es que me alcanzas a escuchar?
¡Yo parto embriagado con los pasos de lo desconocido
Hacia la bella desconocida
Que me besa con las miradas de la Esfinge!

Todo París gira en torno de ti mismo se transfigura
Tú bailas sobre la ciudad
Tú te pierdes en el aire como la llama del alcohol
Te vas hacia la bruma haces la bruma
Demasiado corazón, demasiado corazón
Es preciso morir con elegancia.

III

Y sin embargo apenas tenemos noción de lo que es un sueño petrificado
De la sonrisa que se separa del rostro
Del hombre que desafía el mundo invisible.

Tú bien sabías elegir la ola arrancada a viva fuerza del cerebro
En ella te sumías reconociendo a cada instante lo desconocido
El ángel que significaba para ti el abismo que hay entre un cristal y otro
Tú le habías visto llorar las más tristes lágrimas
Te habías hecho la promesa de hacer caminar esas flores abandonadas en el fondo del mar sólo al toque
                                                                                                                                     de tu voz
Yo conocía ese misterio
Lo presentía cada vez que la marea se desbordaba de la copa negra del sueño
Pero tú no habrías deseado sino perderte para siempre en esos laberintos del reino mineral.

Otros se dirán cuando el olvido forme una nube alrededor de nuestras frentes
Que aquello que es construido con la substancia misma del sueño no puede perecer
Que el pájaro más bello es el que se espanta frente a su sombra
Porque siempre la mano que desata el corazón sufre las consecuencias del cielo.

Tú lo sabias
Toda altura es un principio de lo desconocido
Y por eso el árbol siempre intenta devorar la nube que lo provoca
Se nos hace una marca de fuego una marca de maldición
Y desde entonces uno se transforma en un extraño de este mundo.

Tú lo sabías
Viviendo en el mundo invisible
Tú pasas al mundo invisible
No haces más que cambiar de guantes
Porque somos
Tú lo sabías
Sólo vibración de las membranas de la noche.

La sangre se sube a la cabeza con el misterio de la ciudad
Sus calles toman también un sabor a sangre
Todo se disuelve en las encantaciones de sus nombres
La vida es un nombre
Tú lo sabías
Yo habría ordenado que todas las bailarinas
Caminando en la punta de los pies
Llevasen tu cadáver a través de la ciudad
Pero tú te vas hacia la noche que se ilumina con tus sienes
Te vas con elegancia
Te vas tú lo sabías yo también lo sabía
Con una lámpara de acetileno en la mano
Líquido como el carbón
Te vas Jorge Cáceres
Como el labio que desafía el infinito.

Liked or faved by...
Other works by Enrique Gómez Correa...



Top