Dijo anoche, su canto de muerte la canción de la tos en tu pecho, y, al mojarse en las notas rojizas… mostró flores de sangre el pañuelo… ¡Pobrecitas las carnes pacientes,

Hoy es un día horrible. Ya es val… quien se atreve a salir de su aguj… ¡Qué modo de llover! Furiosamente en el techo de zinc el aguacero tamborilea sin cesar. Lo grave

¿Ahora el otro? Bueno, a ese paso se han de contagiar todos, entonce… con la manía! Porque es el caso que no transcurre un solo día sin… sus novedades.

Sí, vecina: te puedes dar la mano, esa mano que un día fuera hermosa, con aquella otra eterna silenciosa «que se cansara de aguardar en van… Tú también, como ella, acaso fuist…

En un largo alarido de tristeza los heraldos, sombríos, la anuncia… y las faunas errantes se aprontaro… a dejar el amor de la aspereza. Con el Genio del bosque a la cabe…

¡Siempre el mismo! Ingrato ¿Te pa… que jamás volvamos a encontrar tus… Sí, nunca hallaremos romero más lo… ¡Qué cosas las tuyas! ¡Irte a las… No mereces casi que así te lloremo…

¡Bendito sea! Tan luego ahora mostrarse adusta. ¡Quién lo diría: ella que siempre conversadora llenaba el patio con su alegría! Es increíble lo que les cuesta

Lujosamente bella y exquisita, con aire de gitana tentadora, llegaste, adelantándote a la hora, rodeada de misterios a la cita. El salón reservado oyó la cuita

Porque hasta mí llegaste silencios… la ardiente exaltación de mi elocu… derrotó la glacial indiferencia que mostrabas, altiva y desdeñosa. Volviste a ser la de antes. Miste…