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¿Estaba mi Lucía con los pies en… Tres álamos inmensos y una estrella. El silencio mordido por las ranas, semeja
¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo.
El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo,
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo:
Narciso. Tu olor. Y el fondo del río. Quiero quedarme a tu vera. Flor del amor.
La muerte entra y sale de la taberna. Pasan caballos negros y gente siniestra
El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor
Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.
En el café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: «Soy más valiente que tú, más torero y más gitano». En el café de Chinitas
Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo
Si tu madre quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros, rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Corre que te pillo,
Su luna de pergamino Preciosa tocando viene por un anfibio sendero de cristales y laureles. El silencio sin estrellas,
Suntuosa Leonarda. Carne pontifical y traje blanco, en las barandas de “Villa Leonard… Expuesta a los tranvías y a los ba… Negros torsos bañistas oscurecen
Duérmete, niñito mío, que tu madre no está en casa; que se la llevó la Virgen de compañera a su casa.
Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,