Fría amada
No haya línea que separe cuerpo y barro,
Siendo uno con la tierra que una vez pisé,
Viendo cara a cara el mundo que me asombró.
Una vez ella decidió llegar e irse
Besándome con su pálida y fría piel
Que nunca muere, ni nunca vivió.
Esa mujer que por no pecar, es fiel
Al que, con mala vida, sobrevivió
Al dolor que comúnmente conocemos
Como la belleza de vivir o amar.
Compasión siento por esa mujer
Que dejó viudo a tanto hombre.
Ella inconscientemente y sin saber,
Dejó unas monedas frías sobre
Mis dos opacos y tiernos ojos.
Recé por verla antes de tiempo,
Ver su cara enfrente a la mía.
Ella estaba allí pero zarpó,
Decidió, con toda soberbia,
Darme un largo y tenue espacio.
Envidia tengo por los inconscientes
Que todavía andan encima de mí,
Ellos no sienten el dolor que desprendes,
Al ir contigo de la mano.
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