La hora de Miguel
calaca
Presurosa la catrina,
quería llevarse a Miguel,
la flacucha danzarina
siempre anduvo tras de el.
Lleva un perfume muy caro
pa’ no llamar su atención,
la jijurria huele a prisión
y eso se vería raro.
Lo seguía hasta el trabajo,
la chifosca precavida,
se paraba en la salida
y miraba boca abajo.
Miguel ni se percataba
que le seguía la pelleja,
“que cuerpo tiene esa vieja”
es lo que el, susurraba.
Entrando hacia un callejón
Miguel se encontró de lleno
con la mocha en camisón
y el pantalón relleno.
La patrona le confesó
que era una admiradora
y que le llegó la hora
y al infierno lo llevó.
Frank BCN DRA
