Cabalgado con Pegaso
La tranquilidad de la noche me envuelve y bailando al son de un tango entre piruetas me coloca sobre un suave camastro coronado por orquídeas, su viento arrulla el sopor de mi día. Un ejercito de células de picaras sonrisas sobre mis ojos en forma de cortina reposan, de prisa se aproxima mi Pegaso azul que por múltiples galaxias, tiempos y realidades me invita a cabalgar.
Aterrizamos en un valle tan Bello como el paraíso de Dante, Pegaso su fuerza repara bebiendo de un elixir de un sabor extasiante en un oasis surrealista que la noche va consumiendo con el poetico caminar de los astros, mi tiempo se detiene y en un suspiro me elevo sobre los cielos a conversar con el firmamento.
Bendito firmamento, regalame un racimo de estrellas sobre las que mis seres queridos han de galopear por una noche y así tus grandezas visitar.
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