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Mi jarrito

¡Yo, tengo un jarrito,
un jarrito al que quiero!,
el alfarero bendito
lo diseñó con esmero.
 
Lo merqué en una feria,
en mero Tenancingo,
el barro su materia,
la fiesta el día domingo.
 
Pequeñita vasija,
de silueta muy fija,
modelada a mano
por humilde artesano.
 
Especial su cocción,
a cien grados de amor,
en el horno . . . calor
de su fiel corazón.
 
Recipiente pintado
de color bermellón,
sin adornos creado
y sin decoración.
 
No tienes brillantez,
es tu naturaleza,
en esa sencillez
radica la belleza.
 
Excepto en el asiento,
tu cuerpo muestra curvas,
tu panza surge al viento,
la exhibes, . . . me perturbas.
 
Luces en mi alacena,
tu cuello, sin cadena,
esa orejita hermosa
es digna de una diosa.
 
La ensarto con los dedos,
como en ritos y credos,
te agarro, te sostengo,
te siento de abolengo.
 
Tan cerca esa figura,
comienza mi locura,
que boca más angosta,
la quiero a toda costa.
 
Te acerco a los labios,
evitando resabios,
en tu borde doy besos,
algunos son traviesos.
 
Busco, con avidez,
todo lo que contienes,
siento la candidez
del fervor que tú tienes.
 
Un soplido muy fresco,
se mueve la muñeca,
el hecho es pintoresco,
la lengua dice: ¡eureka!
 
A tierra santa hueles,
esa de mil amores,
por costumbre tú sueles
aromar los sabores.
 
Por favor, no te quiebres,
mí vida no fisures,
la muerte no aceleres,
espero que perdures.
 
Ya eres de colección,
adornas bien la mesa,
de esa linda región
eres única pieza.
 
En ti, líquidos sorbo,
los bebo sin estorbo,
¡ay, jarrito atolero,
yo, por eso, te quiero!
 
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Tenancingo de Degollado, Edo. de México, a 26 de febrero del 2006
Registro Indautor No. 03-2007-082112003600-14

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