A ti
A quién hoy no puedo decir
¡Feliz Navidad!
La vida, o tú o yo. Algo pasó.
Ya no importa.
Nunca importó.
¿Sabes? Yo no creo la historia
de la nochebuena.
Pero si creo en las personas.
Creo en:
Las manos unidas con sus miradas directas,
los regalos sinceros de justo lo que necesitas,
las caricias cálidas sobre pieles de distinto color,
el perdón sin olvido,
trabajar juntos por algo que parece mejor,
la aceptación del diferente,
la protección del necesitado,
el reconocimiento del esfuerzo,
el desmontar la desigualdad,
profundizar para comprender lo desconocido,
crear lo bello desde la inexistente alma.
Siempre pensé que lo mejor del año era:
la primavera, el verano y la navidad.
Pero ya no lo creo.
Ahora pienso que lo mejor
es ese justo momento
en el que puedes hacer algo
para cambiar, al menos un poco,
lo que sucede que te entristece.
Ese presente en el que eres potente.
Y hacer esto con besos,
abrazos grandes y mucha esperanza.
A ti, a quién hoy no puedo decir ¡Feliz Navidad!
te cubro de buenos deseos
y confío en que tu camino sea leve,
de luz, paz, aprendizajes y alegrías.
En estas fechas somos hermanos,
olvidamos el dolor y damos paso al reposo,
la conversación larga y las risas.
Decir todo esto es complicado,
por eso digo a todos quienes puedo
la versión más fácil,
así que allí va...
¡Feliz Navidad!
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Imagen en Unsplash de Mariana Rascao.
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