Por el largo camino me marché al azar, con un jarro de vino y un trozo de pan. rightMe marché al azar.

Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos. Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera: mi abuelo negro.

Elvio Romero, mi hermano, yo partiría en un vuelo de avión o de ave marina, mar a mar y cielo a cielo, hacia el Paraguay lejano,

Te vi al pasar, una tarde, ébano, y te saludé; duro entre todos los troncos, duro entre todos los troncos, tu corazón recordé.

La vida empieza a correr de un manantial, como un río; a veces, el cauce sube, a veces, el cauce sube, y otras se queda vacío.

El Sena discurre circunspecto; civilizada linfa que saluda en silencio sacándose el sombrero.

¿Qué es lo que la gente come, qué es lo que come la gente, un menú que al Presidente puede que a la larga embrome? ¿Qué, con la cara mohina,

Los negros, trabajando junto al vapor. Los árabes, vendie… los franceses, paseando y descansa… y el sol, ardiendo. En el puerto se acuesta

Fueron a cazar guitarras, bajo la luna llena. Y trajeron ésta, pálida, fina, esbelta, ojos de inagotable mulata,

¿Po qué te pone tan brabo, cuando te dicen negro bembón, si tiene la boca santa, negro bembóm? Bembón así como ere

Como la nieve cae aquí, nieva también dentro de mí. (Verlaine con nieve, ¿no es así?) De ti me acuerdo –ya sin ti. ¿A qué llorar, me digo yo,

Con tanto inglé que tú sabía, Bito Manué, con tanto inglé, no sabe ahora desí ye. La mericana te buca,

Caminando, caminando, ¡Caminando! Voy sin rumbo caminando, Caminando; Voy sin plata caminando,

Amo los bares y tabernas junto al mar, donde la gente charla y bebe sólo por beber y charlar. Donde Juan Nadie llega y pide