Paranoia
Combustión espontanea,
Cuando en la mañana,
Evitas el número ganador,
De la lotería instantánea.
La enfermedad nace del alma,
Toses a cantidades,
Tocas los cristales,
De un virus mutable.
Se mezclan los sonidos,
Con lamentos de delirios,
Nuevos comerciantes,
Venden libros.
Si el virus te habla,
Cuídate del fascismo,
De los ambiguos,
Cuidadores típicos.
Que te apuntan a la cabeza,
Que cuidan su despensa,
Toda la mierda,
Que no les interesa.
Que sepultan ciudades,
Con sádicos murmullos,
Grande letra escarlata,
Tu pecho estalla.
Solo basta una mala noticia,
Un esquirol oportunista,
Gobierno buena onda fascista,
Señalamientos de horda consumista.
Que, con vela en mano,
Le pedirán a un dios,
Por la muerte urgente,
De la oposición.
La paranoia no tiene forma,
Es una constante prisión,
Del pensamiento etiquetado,
Por el creador de villanos.
Por el virus que prende el año,
En que por fin nos olvidamos,
Al final ellos han ganado,
Somos el resto de sus esclavos.
