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En esta vida llena de regalos no pedidos y suenos imposibles existe un conjunto de sentimientos que crean una sensación de felicidad que libera endorfina en nuestro cuerpo y sacude malas vibras al exterior.
En esta vida donde la felicidad se desea y los besos se roban en busca de un Amorío para alcanzar el climax.
Un amorío temporal que no hará nada mas y nada menos que satisfacer nuestras necesidades que por naturaleza recibimos y saca brillo a lugares atesorados.
Pero, llega un momento en la vida del ser humano en la que necesita ese algo mas.
Ese anelado Amor eterno.
Ese anelado ser perfecto.
Ese anelado corazón circunspecto.
Que le da color a nuestra alma y brilla en nuestra mente, Que hace de nuestros recuerdos aventuras dementes y crea emociones en los momentos mas oscuros de nuestra vida indiferente.
Toda relación tiene sus barreras y la mía es la distancia.
Pero la distancia no es capaz de acabar con ese amor que mi corazón siente por ella.
La distancia solo es un ingrediente que devuelve al amor, el mismo gusto que la costumbre le hizo perder.
Este factor me genera frustración e insomnio en las noches y me distrae día a día, porque la impotencia y el deseo de poder ver su cuerpo perfecto y esos ojos hermosos me crean un sentimiento que crea un llanto imparable y un nudo apretado en mi garganta, porque vivir con barreras no es fácil, pero así como cada guerrero aprende a ganar batallas, cada ser humano aprende a lidear con sus problemas del día a día.
Y yo he aprendido que puede haber más distancia entre dos desconocidos que practican sexo, que entre dos enamorados que viven a miles kilómetros de distancia.