Loading...

Despedida

Vuelvo a mi casa, más alta
que la tuya, Luisa Esteban,
pero sin una ventana
que dé al atrio de la iglesia.
 
—¡Adiós, adiós—
                     Y no oyes,
Luisa Esteban.
 
No levantarás el cántaro,
por mí, de su cantarera,
con el agua de aljibe,
sonora, delgada y fresca.
En tu cama de altos hierros
no dormiré más la siesta.
Ni en tus sábanas de hilo,
Luisa Esteban.
 
Porque a mí llevan –mira,
tú que no oyes, mi pena–
amores de otras ciudades
hasta otra calle cualquiera
que no es ésta con un toro
descansando ante tu puerta.
Liked or faved by...
Other works by José García Nieto...



Top