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No voy a ser el malo

No tengo apoyo
No tengo respaldo
Cada que te toca asumir responsabilidad parental y llevar a cabo disciplina no lo haces
Te escondes tras una pantalla donde estás siendo “razonable” y no se entiende que pides. Hizo mal? Es regaño? Es comprensión?
Es un perro! Entiendo sonidos y palabras fijas, entiende grave y agudo, entiende fuerza y respeto al igual que calidez y amor. Somos dos y ambos deberiamos tener un balance de las 4 virtudes, pero algo en ti  no te permite hacer lo dificil. Algo en ti te frena y llena de miedo el hacerte responsable de la disciplina de otro ser vivo si esto significa en tu cabeza que va a cambiar la forma en que te ve.

Yo no puedo tener hijos así. Yo no puedo ni quiero entrar en una situación donde siento que por querer disciplinar a mi hijo o hija, por su propio bien y bienestar en el futuro, mi compañero vuelva eso una oportunidad para empujar a MI HIJO(A) al odio o rencor hacia mi persona.

Yo entiendo perfectamente que mis hijos no van a adorar toda decisión que yo tome, pero si me voy a ganar su desdén que sea por algo que en verdad estoy haciendo mal no por que soy el único que los disciplina y los corrige cuando no hacen el bien y cuando no toman  las decisiones de un ser humano bueno. Valga la ambigüedad de esos términos, el bien y el mal.

No se si escribo esto por frustración o cansancio o un imbalance químico el cual me da a ver una “realidad” que solo yo persivo, pero ya ni ganas tengo de hablar las cosas por que todo lo complicado conlleva una pelea.

Mi tiempo de pelear con la gente que amo ya pasó,  ya no quiero. Si voy a seguir peleando es por el, no contra el. Es por mis hijos con el, no contra mis hijos y menos contra una imagen ficticia que el creo en sus mentes xq simplemente se le hizo muy difícil el agarrarse de los huevos y regañarlos cuando estaban mal!
Toda casa conlleva sus reglas, establecidas por los que están al mando de esa casa. Por ambos, no solo por uno. Es un compromiso no una imposición. Si uno no está conforme lo dice y se corrige,  no se generan rutas alternas de comportamiento sin la integración de la otra persona al mando.

Yo tengo un problema que vengo arrastrando desde mi niñez: Si me siento excluido, orillado, sin importancia o como si me estuvieran dando el avión, yo pierdo interés y me voy. Siempre me voy.
Lucho contra esto cada que me siento así ahora, por que se que es una reacción inmadura a un sentimiento que me genera mucho miedo por razones que no he encontrado en las partes más profundas de mi inconsciente todavía.
Sin embargo sigo luchando y llegan momentos donde no puedo estar en mi cabeza peleando contra mis propios miedos y a la vez pretender que todo está bien y sonreír hipocritamente.
Hay veces que quiero agarrar mis cosas e irme a la mierda y desaparecerme y olvidarlo todo.
Entonces me paro y me voy a otra habitación y, como hoy, escribo lo que pienso y siento para poder encapsular este demonio particular en una celda de palabras sin sentido, palabras solo para mis ojos, parrafos que nadie corregirá y que están escritos de forma incorrecta. Esta es mi forma de escapar, de salir corriendo gritando y maldiciendo.
Yo se que las palabras tienen su peso y que son inmortales. Una vez dichas ya no hay vuelta atrás. Las que yo quiero decir en momentos de ira e incertidumbre causarían más daño que cualquier infidelidad o ruptura de alguna norma moral que se mantiene en parejas.
Al final siempre me calmo y volteo a ver que sucedió. Hay cosas que puedo hablar y hay otras que solo generan mal estar y duda en el. Yo no quiero eso. Se que al no hablar ya estoy generando mal estar, pero lo que he aprendido en esta vida de matrimonio es que no hay forma de evitar lo incómodo y lo feo, lo mejor es seleccionar que vale la pena y atacarlo juntos y que solo es un sentimiento pasajero el cual se debe trabajar de forma individual.

Se que cuando te dije que no quiero hablarlo, te dio más ganas de preguntar y ver que nos orilla a una ruptura apocalíptica y destructiva, pero es mejor que te imagines eso a que escuches mis reproches de niño mal querido y dañe tu hermoso corazón con certeza. Debo escoger entre que imagines lo peor y se te pase, a que te confirme algo que estás sintiendo y esto se vuelva una herida tan profunda que ni todo el amor incondicional de 10 vidas lo pueda sanar.

Siempre son ellos los que nos lastiman de verdad, las personas que amamos. Les damos un poder enorme sobre nuestro ser al exponernos y vulnerabilisarnos frente a ellos, pero si se los quitamos el poder ya no sentiríamos esa pasión y ese fuego que nos acerca a ellos y nos hace dar la vida por su felicidad.

El truco es encontrar a ese alguien que sepa lo que tiene en sus manos y lo atesore, y quién de la misma forma te entregue su ser sabiendo que no lo harás mierda.

Yo encontré el mío.
Ha tomado muchas vidas y muchas muertes, y no se si ya nos habíamos visto antes, pero algo me dice que el es el indicado.

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