Cuando el amor se va, parece que se inmensa. ¡Cómo le aumenta el alma a la carne la pena! Cuando se pone el sol

Todos los días yo soy yo. Pero ¡qué pocos días soy yo! Todos los días el cielo vive en mis ojos. Mas ¿cuándo

Ya el sol, Platero, empieza a sentir pereza de salir de sus sábanas, y los labradores madrugan más que él. Es verdad que está desnudo y que hace fresco. ¡Cómo sopla el Norte! Mira; por ...

Por fuera luz de plata, por dentro fuego rojo, como los cuerpos mundos del eterno tesoro.

Los niños han ido con Platero al arroyo de los chopos, y ahora lo traen trotando, entre juegos sin razón y risas desproporcionadas, todo cargado de flores amarillas. Allá abajo les ha l...

Días negros cual los días de parada indiferencia de dios antecreador. (Todo duro, entero todo, en mole de un orden negro,

Acabas de salir de tu alcoba... Y… está desarreglada, deshojada, marc… sobre una silla de oro, el corsé p… que llevabas la tarde de la última… En el sofá –¡oh recuerdos!– la mag…

Me colmó el sol del poniente el corazón de onzas doradas. Me levanté por la noche a verlas. ¡No valían nada!

No sé con qué decirlo, porque aún no está hecha mi callada palabra.

No hay sol; el cielo de invierno es de bruma y nubes blancas; sólo hay un raso celeste sobre la saraucarias. La avenida abre su sueño

¿Que me vas a doler, muerte? ¿Es que no duele la vida? ¿Porqué he de ser más osado para el vivir esterior que para el hondo morir?

Pájaro del agua ¿qué cantas, qué encantas? A la tarde nueva das una nostaljia de eternidad fresca,

En el fondo de la estancia un instante nos hallamos; la sombra nos envolvía y nadie quiso mirarnos. Yo sentí que me embriagaba

Por el mar vendrán las flores del alba (olas, olas llenas de azucenas blancas), el gallo alzará

Dios está en su palacio de cristal. Quiero decir que llueve, Platero. Llueve. Y las últimas flores que el otoño dejó obstinadamente prendidas a sus ramas exangües, se cargan de diamante...