Agoniza la luz. Sobre los verdes Montes alzados entre brumas grises… Parpadea el lucero de la tarde Cual la pupila de doliente virgen En la hora final. El firmamento

¡Quisiera, noble hermana, prender en los encajes del verso y de la prosa, el alma triste, arcana, sutil y misteriosa

Yo en la soledad he dicho: —¿Cuándo cesará el dolor Que me oprime noche y día? —¡Nunca!—el eco respondió. —¿Cómo viviré más tiempo,

Tendido en la bañera de alabastro Donde serpea el purpurino rastro De la sangre que corre de sus vena… Yace Petronio, el bardo decadente… Mostrando coronada la ancha frente

Madre, los muertos oyen mejor: ¡sonoridad celeste hay en su caja! A tí pues este libro de intimidad, de amor, de angustia y de misterio… murmurado en voz baja...

Tú sueñas con las flores de otras… nacidas bajo cielos desconocidos, al soplo fecundante de primaveras que, avivando las llamas de tus se… engendren en tu alma nuevas quimer…

En el seno radioso de su gruta, Alfombrada de anémonas marinas, Verdes algas y ramas coralinas, Galatea, del sueño el bien disfrut… Desde la orilla de dorada ruta

Lejos brilla el Jordán de azules… Que esmalta el Sol de lentejuelas… Atravesando las tupidas frondas, Pabellón verde del bronceado toro. Del majestuoso Líbano en la cumbr…

No me habléis más de dichas terren… Que no ansío gustar. Está ya muer… Mi corazón, y en su recinto abiert… Sólo entrarán los cuervos sepulcra… Del pasado no llevo las señales

En el palacio hebreo, donde el sua… Humo fragante por el sol deshecho, Sube a perderse en el calado techo O se dilata en la anchurosa nave, Está el Tetrarca de mirada grave,

Rey solitario como la aurora, Rey misterioso como la nieve, ¿En qué mundo tu espíritu mora? ¿Sobre qué cimas sus alas mueve? ¿Vive con diosas en una estrella

Alrededor de una perla Que el mundo ostenta en su seno, Como divino presente De las manos del Eterno; Hay dos aves de rapiña

Bate la lluvia la vidriera Y las rejas de los balcones, Donde tupida enredadera Cuelga sus floridos festones. Bajo las hojas de los álamos

Rasgando las neblinas del Inviern… Como velo sutil de níveo encaje, Apareces envuelta en el ropaje Donde fulgura tu verdor eterno. El cielo se colora de azul tierno,

Mi corazón fue un vaso de alabastr… Donde creció, fragante y solitaria… Bajo el fulgor purísimo de un astr… Una azucena blanca: la plegaria. Marchita ya esa flor de suave arom…