Parásitos comen tus brotes de judía
y te quedas a medio camino aún respirando
gusanos sin ojos obsesivos por comer
escondidos en la oscuridad.
Nidos pretenden hacer
buscan el mundo arder.
Parecías estar fija en mí,
transmitías impresiones tétricas
yo no quitaba que estuvieras
soñando o quizás muerta.
Me mantengo superfluo
ecuánime ante la situación
parezco consumido por la gente
que quiere verme y conocerme.
Mis ojos brotan de sus órbitas
al igual que tus pupilas
y estos serán el último postre
que queda aún por comer.