Inoportuna es mi sed en este desierto donde muero cada vez que te revivo, huelo la sustancia cálida de este invierno sin abrigo, podría ser feliz, sin alguna vez traerte a mi mente, pero no podría vivir sin tenerte presente.
El viento sopla tu mirada, tus cantos que se envuelven con tus encantos, el sol naciente que da a pie, al motor de tus sutiles llantos...
dónde albergar tanto amor escondido bajo un manto, que pronto se pudrirá de haberte añorado tanto.