Brisa del Alma
Brisa del Alma
Aunque el camino sea duro
y el sol a veces no se asome,
mis labios guardan un murmullo
que convierte el frío en aromas.
Río sin miedo a la tormenta,
la risa es mi escudo valiente;
si una puerta se cierra lenta,
otra ventana abre la fuente.
No temo a las noches vacías,
pues sueño con mundos lejanos:
mariposas de fantasía
tejen senderos entre años.
Mi almohada guarda mil secretos:
castillos, mares, un suspiro...
El sueño es refugio discreto
donde me pierdo y sonrío.
Y si la tristeza llega
con su manto gris de invierno,
dejo que el llanto me niegue
para nacer de lo interno.
Cada lágrima que escapa
es río que limpia heridas,
y en su viaje hacia la nada
siembra esperanzas crecidas.
No es vergüenza confesarlo:
amar es raíz que no muere,
aunque a veces, sin buscarlo,
el corazón se lastime.
Amo el vuelo de las tardes,
el café que olvida el tiempo,
las huellas que dejan tarde
los pasos de un sentimiento.
Prefiero arder en este fuego
que apagar su llama fría;
porque en el amor hay juego,
y en el juego, poesía.
Vivo, tropiezo y respiro,
y en cada caída, aprendo:
la vida es un dulce giro
donde todo lo hecho... es vuelo.
—Luis Barreda/LAB
